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4 secuelas que deja la violencia intrafamiliar en niños y niñas

Escrito por World Vision Ecuador | Jan 25, 2021 7:42:26 PM

En el siguiente blog te contamos las principales consecuencias que puede experimentar la niñez a raíz de la violencia en casa. Sin lugar a dudas es una experiencia dura que puede marcarlos de por vida.

Las secuelas son todas aquellas consecuencias o “cicatrices” que un hecho puede dejar en la vida de una persona. Vivir la violencia en un núcleo tan cercano como es la familia, suele dejar huellas profundas en niños, niñas y adolescentes. Se trata de una experiencia traumática que probablemente costará borrar.  

Como veremos en profundidad más adelante,  hay diversos tipos de violencia intrafamiliar. Desde la física hasta la económica. Y aunque la más evidente es la que se manifiesta con golpes, hay que tener claro que no es la única. 

¿Qué pasa con los niños y niñas que son víctimas o testigos de agresiones? ¿Qué consecuencias puede arrastrar al vivir episodios violentos? Algunos pueden desarrollar actitudes agresivas, otros volverse introvertidos e incluso pueden llegar a la depresión. Aquí revisamos un listado de motivos para evitar que sean violentados. 

4 secuelas que deja la violencia intrafamiliar en niños y niñas

 

1.Pérdida de confianza


Como explica el sitio Terapify, las víctimas de violencia intrafamiliar muchas veces son incapaces de establecer o mantener relaciones afectivas. Esto, principalmente porque pierden la confianza en su núcleo (un círculo que le debería asegurar protección y bienestar). Esto les dificulta generar vínculos sanos y positivos. Posiblemente se van a sentir constantemente vulnerables a quienes los rodean, por lo que preferirán mantenerse al margen. 

 

2. Problemas de autoestima

Al no recibir una crianza con ternura, es muy posible que sufran problemas de autoestima, lo que a su vez puede generar diversas consecuencias como buscar excesivamente la aprobación de otros (sin importar lo que eso signifique), esperar un mal feedback que les verifique su propio autoconcepto negativo, aumento de síntomas depresivos por la mayor cantidad de pensamientos negativos, más ansiedad, entre otros aspectos. 

Asimismo, tener una baja autoestima puede llegar a afectar distintas aristas de la vida, como la falta de interés por aprender, la poca confianza en sí mismo para cumplir con metas y mucho más.

3.Miedos y ansiedad

Según el sitio de la Oficina de la Salud para la Mujer de Estados Unidos,  los niños y niñas que provienen de hogares donde un padre es víctima de abuso, suelen ser temerosos y ansiosos. Por lo mismo, es probable que siempre estén expectantes, preguntándose cuándo vendrá el próximo episodio de violencia. Esto puede generar que reaccionen de distintas maneras, según la edad: 

Preescolares: volver a hacer cosas que solían hacer cuando pequeños (orinar en la cama, chuparse el dedo, llorar frecuentemente, quejarse, etc). Asimismo pueden presentar problemas para dormir, mostrar indicios de terror o ansiedad severa de separación, tartamudear u ocultarse, etc.

Escolares: sentir culpa por el abuso. Es probable que no tengan interés de participar en las actividades escolares y tener un mal desempeño en la escuela, y reduzcan su círculo de amigos. También puede que somaticen y tengan dolores de cabeza y estómago.

Adolescentes: pelear con los familiares, no asistir a clases, experimentar comportamientos riesgosos (relaciones sexuales sin protección o ingerir drogas o alcohol), aislarse,  comenzar peleas o acosar a otros, etc. 

4.Repetir el papel de agresor

A largo plazo, los niños y niñas que tienen una historia de violencia pueden repetir lo que vivieron en su infancia. Tal vez esta es una de las consecuencias más preocupantes porque multiplica los casos y cada vez suma más víctimas. 

Según el artículo ya mencionado de la Oficina de Salud para la Mujer de Estados Unidos, “un niño que ve a su madre ser víctima de abuso es 10 veces más propenso a abusar a su pareja cuando sea adulto. Una niña que crece en un hogar donde el padre abusa de la madre es seis veces más propensa a ser abusada sexualmente que una niña que crece en un hogar no abusivo”. 

Conclusión

Todos debemos comprometernos para cortar los círculos de violencia. Para lograr una sociedad más feliz y justa, necesitamos que nuestros niñas y niñas crezcan en un ambiente seguro y de bienestar. A una temprana edad no cuentan con las herramientas necesaria para enfrentar este tipo de situaciones, por lo que todos debemos estar alertas para protegerlos si es necesario.