La migración no solo implica dejar un país, sino también enfrentar cambios emocionales profundos. En Ecuador, miles de niñas y adolescentes migrantes viven situaciones de estrés, ansiedad y depresión debido a la discriminación, la inseguridad y las dificultades de integración. La falta de apoyo psicológico agrava estos problemas, afectando su desarrollo y bienestar.
En este artículo, exploramos los principales desafíos que enfrentan y cómo podemos contribuir a su bienestar emocional.
El proceso migratorio implica múltiples cambios que afectan la salud mental infantil:
Según el Estudio Nacional sobre las afectaciones psicosociales y el estado de la salud mental de la población en movilidad humana con enfoque de igualdad el 74% de las personas migrantes en Ecuador sufre algún tipo de afectación psicológica, y el 69% siente que su situación es igual o peor que en su país de origen.
Entre las afectaciones más comunes están:
En Ecuador, el 42% de la población de acogida siente tristeza por la situación de las personas migrantes, pero un 25% experimenta temor y un 15% ansiedad ante su presencia. Esto genera barreras de integración, especialmente en niñas y adolescentes, quienes pueden experimentar:
La discriminación sostenida puede aumentar la ansiedad y la sensación de aislamiento, afectando su autoestima y rendimiento escolar.
Es fundamental crear entornos seguros y de apoyo para las niñas y adolescentes en situación de movilidad humana. Aquí algunas acciones clave:
Las niñas y adolescentes migrantes en Ecuador enfrentan grandes desafíos emocionales. El estrés, la ansiedad y la discriminación afectan su bienestar, pero con el apoyo adecuado, pueden integrarse y desarrollarse plenamente. Garantizar su salud mental no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también de justicia social. ¡Todos podemos ser parte del cambio!
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