El grooming es una forma de violencia digital que ocurre cuando un adulto se hace pasar por una persona menor de edad para ganarse la confianza de niñas, niños o adolescentes a través de internet. El objetivo es manipularlos emocionalmente con fines sexuales, muchas veces mediante engaños o chantajes. Esta práctica se da principalmente en redes sociales, chats de videojuegos o plataformas de mensajería.
Lamentablemente, el grooming ha crecido alarmantemente en el país. Según datos recientes:
9 de cada 10 personas menores de edad quienes han recibido propuestas sexuales en línea son mujeres adolescentes.
Los casos se quintuplicaron entre 2014 y 2024.
El 52% de los delitos sexuales digitales están relacionados con grooming.
Estas cifras reflejan una realidad que muchas veces se vive en silencio, pero cuyas consecuencias psicológicas son profundas: ansiedad, depresión, miedo, aislamiento y pérdida de confianza. (Vistazo)
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Los agresores suelen actuar con paciencia, haciéndose pasar por alguien cercano a la edad de la víctima. Comparten gustos, escuchan problemas y poco a poco van cruzando los límites. Cuando logran su objetivo, usan amenazas para obtener fotos íntimas o pedir encuentros. Es una forma de violencia que muchas veces las víctimas no logran identificar ni denunciar a tiempo.
Aunque el término “grooming” no aparece directamente en el Código Penal, sí existen artículos que sancionan estas conductas. El artículo 173 del Código Orgánico Integral Penal castiga con prisión de 3 a 5 años a quienes establezcan contacto con fines sexuales con con niñas, niños o adolescentes menores de edad mediante medios electrónicos.
Los padres, madres y cuidadores juegan un papel clave en la protección digital:
Habla con tus hijas e hijos: Establece confianza para que te cuenten si algo les incomoda en línea.
Infórmate sobre las redes sociales: Conoce las plataformas que usan.
Supervisa sin invadir: Acompaña su uso de internet y coloca controles parentales.
Enseña a reconocer señales de peligro: Personas desconocidas que piden fotos, insisten en hablar en privado o dicen "guardar secretos".
Denuncia: Ante cualquier sospecha, acude a la Fiscalía o llama al 911.
La violencia no solo se da en la calle o en el hogar, también habita en una pantalla. La prevención empieza en casa, con diálogo, educación y acompañamiento. ¡Protejamos juntos a la niñez ecuatoriana!