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Pinto lo que siento

World Vision Ecuador
Mar 26, 2021 3:00:44 PM

Cuando en la escuela le preguntan a Julio qué quiere ser cuando sea grande, su respuesta fue clara: veterinario. A Julio, de 12 años, le gustan muchos los animales y tiene especial cariño por los abandonados. Su mamá, dos hermanos y el esposo de su madre son su compañía diaria, más cuando se trata de jugar a la pelota. 

Hace tres años vivió un difícil momento por la separación de sus padres. Su papá se fue de casa, Julio comenzó a tener una actitud tímida, poco expresiva y nada comunicativa con su madre, creando distanciamiento entre ellos. “Tenía miedo a quedarme solo, vi como mi mamá estaba triste y cambió su forma de ser conmigo. Creí que podría haber sido mi culpa que se separaran” cuenta Julio. 

Cuando llegamos a su comunidad, la líder lo motivó a participar de las actividades de Nutrición Espiritual y Crianza con Ternura para fortalecer su identidad y sanar la relación con sus padres. Junto a sus amigos se sumaron sin pensarlo y poco a poco tuvieron cambios significativos, a través de nuevos juegos y dinámicas. Julio, junto a cien niños más, asistió a los espacios amigables. Su mamá participó en talleres para padres y así cambió su forma de relacionarse afectivamente con sus hijos y le ayudó a sanar lo que vivió. “Antes era muy difícil acercarme a mis hijos de manera tierna y afectiva. He ido poco a poco cerrando esto en mi corazón con los talleres de crianza” comenta la mamá de Julio. A partir de estas experiencias, el niño empezó a ver cambios en su casa, su madre se comunicaba con él con ternura, ella comenzó a ser más afectiva, a darle siempre ánimos y a resaltar sus cualidades. Poco a poco rompieron la barrera que los separaba, permitiendo que Julio se sintiera seguro para desarrollar su talento con la pintura.

“Todo lo que aprendí me ayudó a sentirme bien conmigo y con mis padres, en especial con mi mamá. Mi culpa sobre la separación de mis papás se fue de mi corazón, ahora puedo expresarme mejor y sentirme amado por ellos. Expreso mis sentimientos a mi madre y ella me escucha con mucha atención y amor. A pesar de no vivir con mi papá, comparto con él todos los fines de semana. Me siento un niño feliz por contar con los consejos de mis padres” son las palabras de Julio al contar cómo vive hoy. El niño encontró una forma efectiva de expresar sus sentimientos: la pintura; y es desde ese momento que se dedica a plasmar con colores y formas lo que siente en su vida.

Con la Tierna Protección eliminamos la naturalización de la violencia como forma de educación y capacitamos para que la revolución de la ternura, es decir, el trato con amor, sea la que genere transformación individual, social y política. Protegiendo a niñas, niños, adolescentes y jóvenes de toda forma de violencia directa, cultural y estructural.

Nueva llamada a la acción

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