Blog de World Vision Ecuador

Por mis hijos y por todos los niños: la historia de Luis, un padre voluntario.

Escrito por Kiara Vargas | Jun 17, 2025 3:30:00 PM

Luis tiene 50 años y es padre de seis hijos: Peter de 25, Luis Miguel de 22, Luis Mario 20, Cristofer de 13, Liam de 3, Dylan de 2 y sus nietas Aylin de 5 años y Maite de 1 mes. Su vida ha estado marcada por el sacrificio, la superación personal y un profundo amor por sus hijos, nietas y su comunidad. Es voluntario en Monte Sinaí, un barrio donde la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades desafían a diario la esperanza de muchas familias. Sin embargo, Luis ha logrado encontrar en el servicio comunitario una razón alentadora para mantenerse de pie. 

“Por los niños sigo este camino, siempre me ha gustado ayudar a la gente que más necesita”, dice Luis, recordando el momento en que decidió convertirse en voluntario de World Vision. Su infancia dura y carente de afectos fue lo que lo motivó: “Yo no quiero que pase otro niño lo que yo pasé, nunca tuve ni un regalo, y eso quiero yo: ayudarle, que otro tenga lo que yo no tuve”. 

Desde que se involucró en el trabajo comunitario, su familia ha sido un pilar clave. “Mi familia estaba contenta, porque le estoy apoyando a la gente y siempre tengo a mis niños en mente”. De hecho, reconoce que su rol como voluntario ha transformado profundamente su relación con ellos: “Hemos tenido más cercanía, más comprensión. Conversamos, nos corregimos mutuamente”. 

Luis confiesa que lo que lo impulsa cada día son sus hijos. “Ellos son mi vida, son lo que más adoro. Mis adoraciones”. Y es justamente en el rol de padre donde encuentra su fuerza más genuina, en especial en una comunidad con desafíos sociales complejos. Protegerlos, cuidarlos, darles valores, que no anden en malos pasos”, dice con firmeza. 

El camino no ha sido fácil. Al inicio, sintió miedo y confusión al no saber qué implicaba ser voluntario: “No sabía a dónde me iba a meter, hasta que nos fueron enseñando y comprendí todo”. A través de los talleres de World Vision, Luis ha aprendido sobre valores, comunicación, y el cuidado de niñas y niños. “Aprendí a comunicarme con ellos, a protegerlos, a ser mejor padre”. 

En medio de las dificultades, Luis ha aprendido a resistir: “Siempre he sido positivo. Nunca abajo, siempre para arriba. No me dejo vencer, ni en la buenas ni en las malas. Le doy gracias a Dios todos los días”. Incluso su pequeño hijo Liam, de 3 años, le recuerda cada día el valor de lo esencial: “Papi, gracias a Dios, me dice, aunque sea por un bocadito de comida”. 

Luis admira profundamente a líderes comunitarios que lo han inspirado: “Don Camilo, Don Carlos, la señora Leonela, me enseñaron con alegría y respeto a ser para la comunidad”. De ellos aprendió que el voluntariado no es cuestión de género, sino de corazón: “Lo que puedo hacer yo, una mujer lo puede hacer mejor o igual, Somos iguales. Hay que escucharnos y dialogar”. 

Para Luis, ser padre en Monte Sinaí es lo más bello de la vida: “Cuando tuve mi primer hijo, dejé todo por estar con él. Me dejaron con mis cuatro hijos a mi cargo, pero nunca los abandoné”. Reconoce que lo más difícil ha sido educarlos sin caer en la violencia, apostando siempre por la disciplina con amor: “Si no hay disciplina, no hay nada, pero sin la necesidad de la violencia”. 

Él sabe que predica con el ejemplo a través de su arduo trabajo siendo ebanista: “Mis hijos ven cómo me esfuerzo por darles lo mejor, cómo trabajo día y noche. A veces me corto los dedos, pero lo hago por ellos”. Por eso, su mensaje a otros padres es claro: “Sí se puede, las decisiones son de uno mismo. Aunque gane poco dinero, hay comida en casa, siempre hay algo si uno trabaja con amor”. 

Luis sueña con un futuro de paz y tranquilidad para sus hijos y para todos los niños del barrio. Tiene la esperanza que, con educación, respeto y esfuerzo, la comunidad puede cambiar. “La esperanza está en la ayuda que no le falte nada a los niños. Eso es lo que me mueve cada día”.