Zugey tiene 45 años, es madre, esposa, abuela y ahora también una emprendedora sostenible. Vive en Monte Sinaí y es parte activa de las iniciativas que desarrollan medios de vida seguros de World Vision Ecuador. Ella se formó en confección, manejo de presupuestos y en economía circular. Su camino en el emprendimiento comenzó gracias a la participación de sus hijos Ashley (12) y Lionel (3) en actividades de promoción de sus derechos en World Vision hace varios años.
A pesar de las múltiples responsabilidades que conlleva ser mamá de 4 hijos: Kevin de 29, Katherine de 28, Ashley de 12 y Lionel de 3; y abuela de 3 niños: Bryan de 9, Alan de 4 y Liam de 10 meses, Zugey ha encontrado en el emprendimiento una herramienta no solo para generar ingresos, sino también para fortalecer su autoestima, liberar su creatividad y dar un mensaje de resistencia desde lo cotidiano.
Antes de integrarse a las capacitaciones de World Vision, Zugey se dedicaba únicamente a la confección de prendas nuevas. Hoy, con el conocimiento adquirido, ha aprendido a reutilizar ropa y retazos para darles un nuevo valor: crea monederos, cosmetiqueras, caminos de mesa, binchas de jean, ropa infantil y más. Cada pieza cuenta una historia de transformación y conciencia ambiental.
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“Antes compraba telas, ahora reutilizo. De algo usado puedo sacar algo hermoso y útil”, cuenta con orgullo. Zugey forma parte de las emprendedoras quienes participaron en la feria de Emprendimientos Sostenibles en la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil, espacio donde mostró su trabajo eco amigable. Esta experiencia ha sido clave para impulsar su emprendimiento y darse a conocer como una mujer innovadora en su comunidad.
En su segundo proceso de formación, continúa especializándose en técnicas de reutilización textil. Para ella, el mayor aprendizaje ha sido perder el miedo a emprender y creer con fe que todo lo que se propone es posible. “Lo que antes era solo un vestido, ahora puede convertirse en muchos productos con alma, con mensaje y con propósito”, afirma.
Zugey deja un mensaje de esperanza para otras mujeres emprendedoras: “Nunca es tarde para aprender y emprender. Si una mujer cae, se levanta. Lo importante es no dejar de intentarlo, porque cuando una mujer transforma su entorno, cambia el mundo.”