Sabemos que las personas somos diferentes, cada uno es un ser particular y por ello podemos pensar de muchas formas y actuar de otras maneras. Es inevitable que existan diferencias entre dos o más personas. Sin embargo, lo importante es cómo esas diferencias nos complementan y nos hacen ser respetuosos con las personas, por mucho que no concordemos.
En este artículo hablaremos de la reconciliación y la empatía. Además, aprenderás 5 consejos prácticos para que tus hijas e hijos aprendan a reconciliarse y perdonar.
¿Qué es la reconciliación?
La palabra reconciliación se deriva del latín “reconciliare” que quiere decir “reconciliar, recuperar”. Significa que dos o más personas o partes puedan entenderse respecto a alguna situación que las mantenía enfrentadas, a través de: comunicación; reconocer faltas y errores; y establecer acuerdos mutuos.
Es común que, en toda relación de amistad, de pareja, de familia, entre otras, surjan peleas, malos entendidos, momentos de crisis y distanciamiento. Lo importante es que cada una de las partes reflexione acerca de lo que está pasando, aprenda a perdonar y busque reconciliarse con el otro. La reconciliación llega a demostrar la capacidad que tienen los seres humanos de apreciar de manera objetiva una relación, dándole valor a todas las cosas buenas y maravillosas que han vivido los involucrados.
¿Qué es la empatía?
De acuerdo con el portal Educo, la empatía es la capacidad que nos permite a las personas observar lo que otra persona siente y ponernos en sus zapatos. Se trata de un concepto que implica ser receptivo a las emociones de las personas que nos rodean y tener la capacidad de identificarlas a través de sus gestos y palabras. Es comprender lo que el otro siente y apreciar la situación sin juzgar.
La empatía forma parte del aprendizaje social de las personas y se desarrolla a lo largo de la vida. A breves rasgos, se desarrolla en las siguientes etapas de la vida:
Te compartimos un recurso que puedes mirar junto a tus hijas e hijos para entender cómo funciona la empatía:
¿Cómo aprovechar un problema social para enseñar sobre empatía y reconciliación a niñas y niños?
Los problemas sociales son acontecimientos con grandes alcances que afectan a muchos grupos de personas, a unos más que a otros, porque están relacionados con las condiciones de vida. Generalmente, los problemas sociales afectan en mayor medida a las familias que ya son vulnerables, enfrentándolos a riesgos de vivir violencia, inseguridad alimentaria, entre otros. Sus causas pueden ser aspectos económicos, políticos y siempre han estado presentes en la historia de la humanidad, presentando algunos problemas sociales más grandes y duraderos que otros.
Cuando acontece un problema social, la manifestación más recurrente que suele verse es el descontento social en las calles: marchas, manifestaciones, paro de servicios, entre otras, son las expresiones frente a problemas sociales como la pobreza, la discriminación, el hambre, la falta de oportunidades y la desigualdad. Seguramente estos sucesos llamarán la atención de los medios de comunicación, de los actores sociales, del gobierno, entre otros, y será un tema bastante comentado. Por lo que es casi imposible que no llegue a oídos de tus hijas e hijos.
El momento en el que quieran saber más de lo que sucede será el momento perfecto para abordar con ellas y ellos algunas lecciones de empatía y reconciliación, a través de los siguientes consejos:
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¿Por qué desarrollar niñas y niños empáticos? La respuesta puede resultar sencilla: porque las niñas y niños que fortalezcan la empatía serán adultos que sean conscientes y sensibles hacia los sentimientos de las demás personas, sea que las conozcan o no.
5 tips para que tus hijas e hijos practiquen la reconciliación
Como lo vimos antes, la reconciliación es un proceso de entendimiento entre partes que se encuentran enfrentadas por alguna causa. ¿Cómo puedes fomentar en tus hijas e hijos el proceso de reflexión de sus sentimientos y relación con otras personas? A continuación, te compartimos 5 consejos para que tus hijas e hijos practiquen la reconciliación como parte de su proceso de crecimiento, aceptación y respeto:
Para que tu hija o hijo pueda reconciliarse con alguien, es importante que sea consciente de sus sentimientos. El primer paso es que la niña o niño pueda pensar en las emociones que dieron origen al disgusto o molestia. Para ello, puedes realizar algunas preguntas de sondeo como las siguientes:
Una vez que tu hija o hijo ha analizado los sentimientos involucrados en la molestia, es importante pasar a una fase de analizar los sentimientos más globales. Quiere decir, analizar la cercanía con esa persona y por qué es importante en su vida. Esto ayuda a aclarar el camino a seguir.
El perdón no es algo fácil, ya que implica sanar y permitir que lo que te hizo daño pase. Cuando las causas de la discusión no son muy graves, será un proceso más fácil de lograr, lo que se hará más complejo si es que el motivo del conflicto fue complejo y hubo un gran daño. El primer paso es la predisposición de perdonar, que tu hija o hijo esté dispuesto a seguir adelante. Apóyale para que pueda recorrer estos pasos:
La mejor manera en que puede ocurrir una reconciliación es buscando aproximaciones con esa persona y ser empático. Tal vez, es momento de impulsar a tu hija o hijo a tomar la iniciativa de acordar una conversación con la persona con quien es necesario resolver el conflicto. Lo que debes tener en cuenta antes de guiarlo para ello, debes entender que todas las personas tienen tiempos diferentes para sanar, por lo que deberás respetar si es que tu hija o hijo no está listo aún para reconciliarse.
Durante la conversación de reconciliación, puedes recomendarle los siguientes aspectos:
Una idea que puede ayudar mucho a tu hija o hijo a reconciliarse es prepararse para ese momento. Pueden imaginar la situación de encuentro con la persona y practicar qué le diría. Es buena idea que tu hija o hijo repase en su mente el cómo debe iniciar este proceso de reconciliación; después de hacerlo será más fácil hablar con la otra persona para intentar solventar las diferencias porque habrá entrenado la situación.
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Es normal que cuando tu hija o hijo imagine ese proceso de reconciliación, existan expectativas positivas y alentadoras del proceso. Sin embargo, ni tú ni tu hija o hijo pueden controlar los sentimientos y pensamientos de las otras personas. Por lo cual también es probable que luego del proceso de conversar, la otra persona decida no continuar con esa amistad o no perdonar.
Lo ideal será tener en cuenta que únicamente tu hija o hijo puede controlar sus pensamientos y sus acciones, no lo que el otro hace o interpreta, y deben estar listos para aceptar cualquier respuesta que pueda ofrecerles la otra persona. Tener expectativas demasiado altas únicamente servirá para acercarles más a la frustración.
En este sentido, es importante que puedas apoyarles a pensar en diferentes escenarios en los que puede culminar el conflicto, con lo que los estarás preparando para ser resilientes y seguir, sea cual fuere la resolución.
Conclusión
Si bien este artículo se enfoca en enseñar sobre empatía y reconciliación a niñas y niños, es un llamado de empatía a todas las personas, mirando más allá de cada una de las realidades. La sociedad actualmente se encuentra dividida por expresiones de odio, discriminación, exclusión entre otras acciones que nos separan y lastiman. Practicar la empatía en tu familia les permitirá ser más sensibles a los problemas sociales, levantar la mirada más allá y descubrir las necesidades de las personas más vulnerables, sentirlas como suyas y alzar la voz junto a las personas cuyos derechos están siendo vulnerados.
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