Ecuador atraviesa una crisis energética sin precedentes, caracterizada por prolongados apagones en todo el país. Más allá de las dificultades prácticas, esta situación también tiene un impacto profundo en la salud mental y emocional de las ecuatorianas y ecuatorianos. La incertidumbre, la ansiedad y el desgaste emocional son problemas reales que muchas familias enfrentan diariamente. En este artículo, exploraremos cómo los constantes cortes de electricidad afectan el bienestar mental y emocional, y qué estrategias pueden ayudar a mitigar este impacto.
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Impacto en la niñez y adolescencia
Las niñas, niños y adolescentes enfrentan un impacto profundo debido a los apagones. La falta de electricidad interrumpe sus estudios y actividades diarias, lo que puede generar estrés académico al ver sus clases y tareas afectadas. Además, sin acceso a internet ni entretenimiento en casa, muchos niños experimentan ansiedad y aburrimiento que afectan su salud emocional. La situación también debilita su sentido de estabilidad y rutina, factores clave para su desarrollo emocional. Este contexto puede, a largo plazo, afectar su rendimiento académico y sus relaciones familiares, generando frustración y un sentido de inseguridad ante la falta de control sobre su entorno. Según estadísticas del Ministerio de Salud Pública del Ecuador, el 20% de las niñas, niños y adolescentes en el país presentan síntomas de depresión o ansiedad y el 10% ha considerado o intentado suicidarse. (MSP, 2021.)
Tensiones familiares
Los problemas derivados de la falta de electricidad suelen desencadenar conflictos en el hogar. Las dificultades para cumplir con las responsabilidades diarias generan un ambiente de tensión que afecta a todos los miembros de la familia, impactando la salud mental y emocional. El 11.4% de niñas, niños y adolescentes del país recibe pocas veces apoyo emocional por parte de su familia y el 3.9% nunca lo ha recibido. (Red Wamprakunapak Yunaykuna, 2023.)
Crear rutinas alternativas sin dependencia tecnológica
Organizar actividades en familia que no dependan de la electricidad, como la lectura, los juegos de mesa o el deporte, es una excelente forma de reducir el impacto de los apagones y fortalecer los lazos familiares.
Mantenerse informado y preparado
La información clara y confiable reduce la ansiedad y ayuda a la planificación. Las autoridades deben ofrecer datos sobre la duración de los cortes y posibles soluciones. Esto permite a las familias organizarse y estar mejor preparadas.
Promover programas de salud mental
La crisis energética también es una oportunidad para reforzar los programas de salud mental. El gobierno, las organizaciones sociales y las empresas pueden trabajar juntos para proporcionar asistencia psicológica gratuita o de bajo costo, así como líneas de ayuda para quienes necesiten hablar con un profesional.
La crisis energética en Ecuador tiene un efecto significativo en la salud mental de la población. No solo es necesario resolver los problemas energéticos, sino también brindar apoyo psicológico y emocional para que la sociedad ecuatoriana pueda enfrentar la situación con mayor resiliencia. Implementar programas de asistencia psicológica y fomentar estrategias de autocuidado en los hogares puede ayudar a mitigar el impacto emocional de esta crisis.
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