PQuizá lo hayas visto alguna vez y sin darte cuenta lo permitiste o ignoraste. ¿Alguna vez has comprado a niños que venden en las calles? ¿o les has entregado algunas monedas? Si tu respuesta es sí, presenciaste dos de las formas en las que el trabajo infantil se manifiesta en la sociedad.
No toda actividad que realizan niñas, niños y adolescentes se considera trabajo infantil. Sin embargo, debes saber que éste tiene afectaciones físicas y psicológicas irreversibles y que va en contra de los derechos de la niñez. Si tú sientes estrés algunas veces con tu trabajo diario ¿imaginas a una niña o niño que sobre lleva responsabilidades de una persona adulta?
Por ello, en este artículo te contamos por qué no deberías ignorar el trabajo infantil y cómo puedes apoyar a cambiar esta situación. Además de algunos datos adicionales de la situación en Ecuador que te harán no ser indiferente ante esta realidad.
¿Qué es el trabajo infantil?
El trabajo infantil puede entenderse como todo trabajo que priva a niñas, niños y adolescentes de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es peligroso para su desarrollo físico y psicológico. Además, se considera trabajo infantil cuando la actividad interfiere con su proceso de educación escolar: les priva de la posibilidad de asistir a clases, les obliga a abandonar la escuela de forma temprana, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.
En el mundo, 1 de cada 10 niñas, niños o adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil, lo que representa a 160 millones. En Ecuador, alrededor de 420 000 niñas, niños y adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil y adolescente, esto representa al 5,69% de niñas y niños de 5 a 14 años y al 19,78% de adolescentes de 15 a 17 años. Además, el 73,5% de las niñas, niños y adolescentes que trabajan, lo hacen en el sector de la agricultura y la ganadería, con una participación más alta de las niñas en comparación con los niños.
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Factores que influyen en el trabajo infantil
Ninguna niña, niño o adolescente debería trabajar. Sin embargo, muchos factores de su contexto social y económico pueden influir para que se presente el trabajo infantil, entre los principales podemos mencionar los siguientes:
Formas en las que se presenta el trabajo infantil
El trabajo infantil se presenta de muchas formas, que, pese a que son evidentes, muchas veces no las miras. Las niñas y niños que trabajan se encuentran en todas partes: trabajan como sirvientes domésticos en casas, están ocultos tras las paredes de talleres o se encuentran fuera de la vista del público en plantaciones o al cuidado de ganado en las zonas rurales. También pueden estar a miles de metros de profundidad en las minas, o sumidos en medio de la basura que se genera en las ciudades. La gran mayoría de niñas y niños que trabajan, lo hacen en el sector agrícola.
Otra forma muy recurrente en la que el trabajo infantil se manifiesta es a través de la mendicidad. Niñas y niños que dejan de ir a la escuela para pedir dinero en las calles, ya sea por solicitud de su familia, o como parte de redes de explotación.
Dentro de todo ello, la Organización Internacional del Trabajo, tiene una clasificación para las peores formas de trabajo infantil, que incluyen las siguientes: la esclavitud, el reclutamiento forzado, la explotación con fines sexuales, la trata, la obligación de realizar actividades ilegales o la exposición a cualquier tipo de peligros.
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3 razones para no ignorar el trabajo infantil
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Conclusión
El trabajo infantil es una de las formas más comunes de acabar con la infancia de una niña, niño o adolescente, sobre todo con su derecho a la educación. Es importante que conozcas sobre esta realidad porque muchas veces la puedes observar y normalizar hasta tal punto de hacer invisibles a niñas y niños que trabajan a diario.
Si es que tienes la oportunidad de conversar con una niña o niño que viva esta situación, te pedimos que le compartas este breve cuento que te traemos a continuación: