Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir educación. En este sentido, alrededor del mundo se han realizado muchos esfuerzos en aumentar la tasa anual de matriculación escolar, sobre todo en niños y niñas quienes están sometidos a alguna forma de exclusión. Sin embargo, no es suficiente con garantizar el acceso a la educación. Otra cuestión de gran importancia, es que la educación resulte de buena calidad.
En este artículo aprenderás tres pilares que toda sociedad requiere trabajar para lograr una educación de calidad.
¿Qué es la educación de calidad?
La comprensión de qué es lo que constituye una educación de calidad va evolucionando. Por ello, la educación debe cuestionarse cada vez más su relevancia en relación con el mundo actual y qué es lo que puede aportar a este. En el pasado, gran parte del énfasis sobre la educación tenía que ver con la comprensión y el desarrollo de conocimientos. Ahora, existe además la necesidad de atender a la dimensión social y otras dimensiones del aprendizaje para que la educación contribuya a promover el desarrollo humano sustentable, la paz, los valores universales, la toma de decisiones informada y la calidad de vida, entre otros aspectos.
Desde el año 2000, el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en Dakar, declaró algunas características deseables de una educación de calidad como un derecho de todos los niños, niñas y adolescentes:
- Estudiantes sanos y motivados.
- Los procesos (docentes competentes que utilizan pedagogías activas).
- Los contenidos (programas de estudios relevantes).
- Los sistemas (buena administración y distribución de recursos equitativa, entornos educativos seguros, sanos e integrados, niveles bien definidos de rendimiento).
Recogiendo estas cuatro características, desarrolladas por la UNESCO para lograr una educación de calidad, nos enfocaremos en tres pilares que en la actualidad continúan siendo un reto en la educación de todo el mundo.
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- Niñas y niños sanos y saludables aprenden mejor
Una educación de calidad debe considerar al estudiante como un participante activo y parte central del esfuerzo educativo. Niños, niñas y adolescentes traen cosas al entorno educativo y al grupo del que forman parte. Traen diversidad de experiencias, características, destrezas y condiciones que reflejan, tanto su situación previa como la actual, y que presentan obstáculos, así como oportunidades para la forma en que aprenden. De esta manera, los niños que disfrutan de buen estado de salud, de buena alimentación, del respaldo de su familia para el aprendizaje, tienen más posibilidades de beneficiarse de una educación de buena calidad.
Por lo tanto, como docentes, debemos reconocer, responder activamente y aprovechar la diversidad de vivencias que ofrecen los y las estudiantes como una forma de enriquecen el entorno educativo. Como madres y padres, debemos garantizar que los aspectos que influyen en el aprendizaje, como la alimentación, el estado emocional, la socialización, sean lo más saludables posibles para que el aprendizaje pueda ser aprovechado de la mejor forma. Este aspecto forma parte de la primera característica de la UNESCO, relacionada a estudiantes sanos y motivados.
- Niños y niñas con habilidades blandas
Las habilidades blandas son aquellos atributos o características de una persona que le permiten interactuar con otras de manera efectiva. Son el resultado de una combinación de habilidades sociales, de comunicación, de forma de ser, de acercamiento a los demás y otros factores que, para desarrollarse, requerirán de la voluntad para poner más atención en la forma en que nos relacionamos con los demás. Este aspecto forma parte de la segunda y tercera característica de la UNESCO, relacionadas a docentes que usan pedagogías activas y programas estudios relevantes.
Generalmente, estas habilidades las aprenden los niños de manera natural, relacionándose con otras personas. Y contrario a lo que se piensa, si una persona no posee alguna de estas habilidades blandas o no logró adquirirlas, se puede entrenar para que acabe desarrollándolas. El experto Diego Jácome, de TCG- Thrive Consulting Group, una empresa en Ecuador que desarrolla habilidades en las personas, recomienda desarrollar tres habilidades principales en estudiantes: disciplina, compromiso y respeto.
- Se puede enseñar a los niños y niñas estableciendo normas habituales de estudio, felicitando los buenos comportamientos y explicando tus decisiones con conversación. Para obtener más información, puedes visitar nuestra Guía para mantener sana convivencia familiar: Límites para nuestros hijos e hijas.
- Es hacerle sentir al niño o niña que es él o ella quien debe dedicarse a su aprendizaje. Esto se puede lograr dando pequeñas responsabilidades, como por ejemplo preparar su espacio de estudios, preparar sus materiales de clase.
- Niños, niñas y adolescentes deben aprender a vivir en la diversidad, y verlo como algo positivo que puede aportar a sus vidas. Para trabajar en ello, puedes leer el cuento Los Alocados, que te permitirá trabajar en el respeto hacia todos y todas.
Si quieres conocer cómo desarrollar más habilidades para estudiantes, como liderazgo, gestión del tiempo, trabajo en equipo, comunicación, entre otras, puedes visitar este artículo.
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- Entornos de aprendizaje saludables
En la actualidad, el entorno de aprendizaje ya no está dado por el aula de clases, el pizarrón, las instalaciones de la escuela, como conocimos hasta hace poco. Forma parte del entorno de aprendizaje, en este contexto actual, el acceso a la tecnología, las herramientas y materiales en casa, el espacio de estudios en que los niños y niñas reciben clases virtuales. Pero más allá de las dotaciones físicas de un entorno que facilite el aprendizaje, el entorno psicosocial es igual o incluso más importante como parte del desarrollo.
En un aula de clases virtual aún resulta prioritario establecer medidas de prevención y de trabajo frente a situaciones como la discriminación por género, la violencia escolar, el acoso, entre otros. Sin embargo, a ese entorno también se pueden sumar otros problemas que vienen desde el entorno familiar y que ahora también son parte del escolar, como por ejemplo el maltrato, el castigo físico, la negligencia, la falta de seguimiento en el proceso educativo por parte de los padres y madres.
Por ello, como docentes, debemos fomentar ambientes respetuosos de trabajo, donde el desarrollo de habilidades blandas resulta clave. Como padres y madres, debemos comprometernos y ser conscientes de que la educación de calidad no solo está dada desde la escuela, desde los contenidos o desde las instalaciones con qué se cuente. La educación de calidad también la construye, en este momento, un entorno saludable en casa, que le dará a la niñez y adolescencia salud emocional para aprender y aprovechar su educación.
Dato curioso
La educación de calidad es parte de los Objetivos del Desarrollo Sostenible o también conocidos como ODS.
Link: https://es.unesco.org/sdgs
Conclusión
La educación de calidad depende de muchos factores, que hoy en la actualidad con la educación virtual, incluso se hacen más complejos de medir. Por ello, en cualquiera de los entornos de aprendizaje en los que niños, niñas y adolescentes se desarrollen, requieren de tres pilares que podemos desarrollar como docentes y como madres y padres, para asegurar una educación que pueda definirse de buena calidad.
Tener a niños, niñas y adolescentes saludables y motivados para aprender lo podemos hacer trabajando desde casa en su salud, su bienestar físico y emocional, así como desde el aula en aprovechar la diversidad de vivencias de cada niño para sacar el mejor aprendizaje posible. El desarrollo de habilidades blandas como la disciplina, el respeto y el compromiso con su aprendizaje y con sus compañeros de clase hará que niños y niñas generen entornos educativos muchos más ricos y muchos más aptos para el aprendizaje.
Finalmente, los entornos de aprendizaje deben trabajar en la prevención y el abordaje de situaciones como la discriminación, la exclusión, la violencia de género, entre otros, para que la salud emocional de niños, niñas y adolescentes permita que la educación sea una manera de superar barreras de desigualdad, de pobreza, entre otras situaciones.