Históricamente las etnias y nacionalidades indígenas han sido discriminadas. La historia nos revela que nuestros pueblos ancestrales han atravesado por etapas de exclusión en el trabajo, la educación y salud. El incumplimiento de sus derechos inicia a temprana edad.
América Latina es la región más violenta del mundo, la de mayor desigualdad económica, hay riqueza en pocas manos y pobreza en las grandes multitudes. Sumado a los factores de discriminación étnica, que muchos niños y niñas indígenas viven; ellos y ellas no pueden vivir a plenitud sus derechos. Derechos esenciales como acceso a la alimentación, salud, educación, trato con respeto, entre otros.
Reconocer y apoyar a los niños, niñas y adolescentes de las zonas rurales, de los pueblos indígenas en el cumplimiento de los derechos es parte de la labor de World Vision Ecuador, quien levanta la voz con y por nuestra niñez, buscando el respaldo de activistas, socios y donantes que quieran formar parte de este cambio.
Por la seguridad de contar con alimento
Alguna vez hemos pensado, ¿Cómo llegan los alimentos a nuestra mesa?
El sector agropecuario del Ecuador está presente en la mayoría de comunidades que se encuentran en los límites de las principales ciudades. La agricultura y la ganadería que se produce en el campo, alimenta a todas las ciudades del país. La provincia de Chimborazo tiene una superficie de labor agrícola con 239 mil hectáreas, con 2.187 cultivos permanentes según el Reporte Estadístico del Sector Agropecuario INEC. A pesar de que, las fuentes de alimento se encuentran en el sector rural, la pobreza alcanza el 41,8%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC, 2019).
Pero, ¿Qué queremos decir con esta información? Que los proveedores de alimentos para el futuro son actualmente niños y niñas que viven en el sector rural y que están aprendiendo con sus familias sobre cultivo y cosecha de alimentos.
También queremos decir que Chimborazo es una de las provincias con mayor superficie cultivable, y es la provincia con mayor índice de pobreza, con menos atención en servicios básicos, de educación y de salud. Existen limitantes para que muchos niños y niñas puedan desarrollar todo su potencial.
Por esos motivos, apoyar los proyectos que brinden oportunidades de educación, salud y proyectos para la vida de nuestros futuros proveedores de alimentos, es importante. Colaborar para que ellos y ellas se eduquen, reciban salud y tengan planifiquen su futuro, permitirá que puedan tomar decisiones acertadas al ser adultos y mejoren sus condiciones de vida, de producción y de comercialización de los alimentos.
Invertir en la niñez es asegurar el futuro de la provisión alimentaria que las ciudades necesitan, pues seguro tendremos niños y niñas que serán adultos con conocimientos del agro, sepan cuidarse, cuidar de sus niños y cuidar de la madre tierra.
Para detener la desigualdad
Solo con tú ayuda podemos sacar adelante a la niñez indígena y cambiar la desigualdad que existe. La cultura indígena históricamente ha sido vulnerada, la realidad de muchas familias es que viven en situación de extrema pobreza, cuentan con un ingreso diario de $1,60 al día; es decir que, con mucha suerte pueden acceder a una comida diaria.
La niñez indígena enfrenta en su vida cotidiana mayores dificultades para acceder a la distribución de riqueza económica y oportunidades. Muchas familias indígenas que viven en comunidades de la región sierra son parte de las estadísticas que indican que ahí está el 59% de la pobreza (SITAN, 2019), siendo una cifra superior a la de hogares afrodescendientes y mestizos. Cabe señalar que esta cifra puede estar agudizada en el contexto actual de la pandemia.
Es decir -si analizamos los datos del párrafo anterior- en Ecuador 3 de cada 10 niños viven en hogares cuyas necesidades giran alrededor de acceso a alimentos, atención a su salud, oportunidades y recursos para educarse y una vivienda propia como las principales. (SITAN, 2019)
Para detener el trabajo infantil
Uno de los efectos inmediatos de la pobreza y la desigualdad es el trabajo infantil. El 26% de niños y niñas de hogares indígenas se encuentran en alguna actividad de trabajo infantil, solamente el 8% conjugan su actividad con el estudio (SITAN, 2019).
Lamentablemente son muchos los factores que obligan a que niños y niñas se dediquen al trabajo infantil, pero el más fuerte es que los adultos responsables de ellos al no poder abastecer las necesidades de los niños y niñas respecto a alimento, medicina, vestido, educación, vivienda, los vuelven mano de obra y los colocan en riesgo en lugar de protegerlos. Por ese motivo apoyar proyectos para cuidado y protección para que la niñez indígena no sea explotada como niñez trabajadora, permite superar muchas brechas que los limita de un futuro con más oportunidades. Un niño trabajador tendrá nulas oportunidades de ser un adulto con un trabajo digno.
Por una educación de calidad
Acceder a estudiar es uno de los actos que más revolucionan la vida humana, el aprender a leer, escribir, manejar números, construir criterios, analizar situaciones y generar pensamientos e ideas propias es transformador. Un niño o una niña que estudia mejora su calidad de vida y construye un futuro diferente al del analfabetismo.
¿Sabías que la mayoría de niños y niñas indígenas son bilingües? Sí, su cultura les hereda conocimientos ancestrales, como su lengua, además del entendimiento de la naturaleza, las plantas, los animales y costumbres que les permiten vivir en comunidad. Esta información, más el conocimiento formal que se encuentra en escuelas, colegios y universidades en la mayoría de casos forma profesionales con un alto nivel de habilidades y competencias.
Por ese motivo apoyar a la educación de niños y niñas indígenas podrían ser el futuro de muchas fuentes de empleo y desarrollo para nuestra sociedad.
En conclusión
Nuestros niños y niñas indígenas necesitan que te involucres y los apoyes para acceder a sus derechos, es importante apoyar a la niñez indígena ya que solo con el apoyo de todos podremos conseguir que los niños y niñas de hoy, sean en el futuro los hombres y mujeres que garanticen que las zonas rurales no sean pobres, que haya acceso a servicios de salud y educación de calidad, que la tierra sea cultivada con respeto, que los conocimientos de las culturas indígenas no se pierdan ni desvaloricen y los pueblos indígenas garanticen su desarrollo en igualdad de condiciones que otras etnias, eliminando la exclusión.