<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=509041493238819&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">

Cuatro señales en tu hija o hijo adolescente de que necesita más atención

World Vision Ecuador
Jul 2, 2021 8:00:00 AM

Cuando tu hija o hijo atraviesa la etapa de la adolescencia es normal observar cambios en su comportamiento y rutinas, ya que está en una etapa en la que se cuestiona sobre sí mismo y en la que la relación con su familia, sobre todo madres, padres y hermanos es fundamental en momentos en que la inseguridad, la ansiedad y el estrés por encajar entre sus pares puede presentarse.

En este artículo aprenderás a reconocer 4 señales tu hija o hijo adolescente puede enviar para pedir más atención de tu parte.  

Señal 1: Bajo rendimiento escolar

De acuerdo con el portal Pediatría Integral, el bajo rendimiento escolar en la adolescencia puede ser producto de varios factores:

  • personales (capacidades intelectuales, factores psicológicos y afectivos),
  • familiares (nivel educativo de los padres, tipo de apego con padres y madres),
  • escolares (métodos de enseñanza inapropiados, currículo pobre y escasos recursos)
  • y sociales (entorno sociocultural, redes de apoyo).

Si observas bien, como padres y madres intervenimos principalmente en 3 de estos factores que pueden causar bajo rendimiento. Esto nos indica que nuestros hijos e hijas adolescentes requieren de nuestra parte una crianza que se base en la ternura para que se sientan seguros y estables psicológicamente y puedan desarrollarse en el ámbito educativo; requieren sentir nuestro apoyo en su proceso de aprendizaje. Somos los padres y madres quienes conformamos su red de apoyo primera, la más fuerte y la más importante.

Puede servirte de ayuda responder a las siguientes preguntas: ¿Doy seguimiento a las tareas y actividades que mi hijo realiza en el colegio? ¿Estoy al tanto y asisto a reuniones que convocan sus profesores? ¿Conozco los métodos de enseñanza con los cuales mi hija aprende? ¿Refuerzo sus conocimientos con actividades e incentivos en casa? ¿Conozco a los amigos con quién mi hijo se relaciona? Si talvez tus respuestas a estas preguntas fueron NO, es importante que te involucres mucho más en el proceso de aprendizaje de tu hijo o hija, ya que, además de acercarte a él o ella, garantizarás que sienta tu apoyo en su proceso.

Señal 2: Aislamiento

Cuando nuestros hijos e hijas son niños inician sus primeras interacciones sociales con otros niños o mediante la observación. Estos momentos les ayudan a alcanzar relaciones sanas con otros niños, aprender a comunicarse y expresar lo que sienten o quieren, gestionar las emociones, mostrar empatía, entre otros. Durante esta primera etapa somos los padres, madres y la familia cercana la que actúa como medida de aprendizaje. Sin embargo, cuando llegan a la adolescencia, la familia pasa a un segundo plano y son los amigos y el sentimiento de pertenencia al grupo los que ocupan un papel principal en el desarrollo del adolescente.

El cierre de las escuelas y el distanciamiento social impuesto debido a la aparición de la covid-19 puede representar un estancamiento o retraso en el desarrollo de las habilidades sociales de tu hijo o hija adolescente, perjudicando el proceso evolutivo natural para el establecimiento de su personalidad. Pero hay situaciones, que pudieron ser anteriores a las medidas impuestas por la pandemia, en las que notaste que tu hijo o hija se aisló voluntariamente. Esto es normal en ciertos momentos, porque requieren espacios propios, pero deja de serlo cuando este aislamiento es frecuente, sucede todo el tiempo o por tiempos prolongados. Es aquí cuando debes prestar atención. Cuando observes esta situación frecuentemente, te recomendamos:

  1. Te compartimos esta guía sobre cómo fortalecer las habilidades blandas de tu hija o hijo adolescente para que pueda desarrollar asertividad, autocontrol, empatía, comunicación, resolución de conflictos. Habilidades que facilitarán su interacción.
  2. Si tu hija o hijo necesita estar solo/a dale tiempo y espacio, pero hazle saber que siempre estás allí para lo que necesite.
  3. Propicia el esparcimiento dentro de casa, así habrá una mejor actitud en todos los miembros de la familia.

Señal 3: Trastornos alimenticios

Como vimos en un artículo anterior, hay una estrecha relación entre la alimentación y el desarrollo cognitivo. Una buena nutrición es indispensable para que nuestros hijos e hijas crezcan sanos y fuertes. Además de ser sinónimo de energía para correr, saltar, también es indispensable para que desarrollen su inteligencia y sean más productivos en la adultez. Pero ¿qué pasa cuando tu hija o hijo adolescente tiene cambios repentinos en su alimentación?

Los trastornos alimenticios son afecciones graves relacionadas con conductas alimentarias persistentes que tienen una repercusión negativa sobre la salud, las emociones y la capacidad de funcionar en áreas importantes de la vida. Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo. Las causas por las que pueden darse son: presión por la delgadez como aspiración de la cultura moderna, problemas psicológicos y emocionales como la ansiedad o la participación en actividades que valoran la delgadez, como el ballet o algunos deportes.

Algunas de las señales que te muestran que alguno de los trastornos está presente en tu hija o hijo adolescente pueden ser:

  • Pérdida de peso extrema o no hacer el aumento de peso esperado en el desarrollo
  • Saltarse las comidas con frecuencia o negarse a comer
  • Centrarse excesivamente en la comida
  • Preocuparse o quejarse constantemente por estar gordo
  • Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
  • Usar laxantes, diuréticos o enemas después de comer cuando no se necesitan
  • Forzar el vómito o hacer demasiado ejercicio para no ganar peso después de un atracón
  • Episodios repetidos de comer cantidades anormalmente grandes de comida en una sola sesión
  • Expresar depresión, asco o culpa por los hábitos alimenticios

Como recomendaciones cuando detectes alguno de estos comportamientos mencionados, te aconsejamos tener una comunicación clara con tu hija o hijo para entender por qué actúa de esa manera; también es recomendable que la alimentación en casa procure ser saludable y equilibrada, con hábitos sanos y con variedad de alimentos para que tus hijos entiendan la importancia de alimentarse bien. Te recomendamos también actuar con ternura y fortalecer su autoestima respecto a su aspecto físico. No hagas ni permitas apodos hirientes, comentarios o bromas basadas en las características físicas, el peso o la forma corporal de una persona. Finalmente, recuérdale a tu hijo adolescente que tu amor y aceptación son incondicionales, y que no están basados en su peso o apariencia. Te compartimos un test de Ternurarte en el que puedes analizar cómo es la alimentación de tus hijos e hijas.

Señal 4: Agresividad

Las disputas y los desacuerdos son frecuentes en la vida familiar de un adolescente. Pero en algunas familias estas discusiones van mucho más allá debido a la agresividad. Muchos padres y madres sienten que han fallado en la educación y control de sus hijos por lo que se sienten responsables de ese comportamiento. Cualquier tipo de conducta agresiva puede ser muy estresante y pueden llegar a causar una atmósfera de tensión y miedo en la familia. Por eso es muy importante pedir ayuda a tiempo. Hay numerosas técnicas y consejos que te pueden ayudar a superar esa fase, te mencionaremos algunas tomadas desde el blog Psicología Online:

  1. Recuerda que tu postura corporal no debe ser agresiva: por ejemplo, puede ser mejor mantener tu voz en un tono bajo evitando gritar en vez de mirarlo de forma desafiante.
  2. Intenta ser un modelo a seguir para tus hijos: si comienzas a gritar en exceso no puedes esperar que tu hijo adolescente se mantenga tranquilo y discuta de forma razonada. Debes mantener la calma siendo un modelo a seguir. De esta forma eres coherente con aquello que le pides. Si es necesario, aléjate de la situación hasta que te tranquilices y puedas hablar de forma calmada.
  3. Emplea un lenguaje menos desafiante cuando te comuniques: por ejemplo, cuando llega tarde intenta decirle “Es mucho más tarde de lo que me esperaba. Me he preocupado por ti.”
  4. No cedas a los gritos y la agresión: ceder ante la agresividad de tu hijo reforzaría ese tipo de conductas.
  5. Pide ayuda: si tu hijo admite que tiene un problema y desea que le ayuden, acude a un especialista. Algo esencial en terapia es que sea la propia persona la que plantee la necesidad de ayuda y la motivación para producir un cambio.

Conclusión

Nuestros hijos e hijas adolescentes siempre dan señales de que requieren más atención y ternura de nuestra parte. Al considerar que es una etapa difícil por la que atraviesan, te invitamos a ponerte en sus zapatos por un momento, o a recordar cuando tuviste su edad y apoyarlo en las dificultades que se le pueden presentar.

¿Quieres a tus hijos? Seguramente tu respuesta será que sí, pero ¿él o ella se siente amado? Esa es la respuesta clave que debemos conocer como padres y madres para acompañar su crecimiento. Te invitamos a fortalecer la relación con tu hija o hijo adolescente y ser su confidente, su compañero, su amigo, seguro te lo agradecerá para toda su vida.

Nueva llamada a la acción

X
No te pierdas nada: