La educación de calidad es la clave para que niños, niñas y adolescentes logren su desarrollo pleno. Muchas otras cosas en la vida de nuestros hijos e hijas dependen de esta base, como el tipo de empleo que tendrán, las condiciones de vida, dónde vivirán, qué tan felices serán en su adultez, entre otras. Por lo tanto, la educación de calidad es el primer paso para erradicar la pobreza, ya que abre un mundo de posibilidades para cada uno de los niños y niñas; permite su desarrollo personal; reduce las desigualdades; y crea una sociedad más preparada.
Entonces, ¿por qué debemos asegurar una educación de calidad para todos los niños y niñas de Ecuador? En este artículo desarrollaremos estas 4 razones mencionadas anteriormente.
- Rompe el círculo de pobreza
La pobreza se define de dos modos. En primer lugar, cada vez se reconoce más que se trata de un concepto que abarca muchas dimensiones. En Ecuador, la pobreza se mide por cuatro factores: salud, vivienda, educación y empleo. Es así que la propia falta de instrucción escolar es una dimensión de la pobreza. En segundo lugar, la pobreza se la define tradicionalmente por referencia a los ingresos de las familias, o a su capacidad de consumo. Entre la pobreza y la educación existe una relación estrecha que se puede observar en los países y en las personas. Algunos datos importantes en este sentido muestran que:
- Las tasas de no escolarización son más altas en los países más pobres.
- En los países de bajos ingresos vive un porcentaje desproporcionadamente elevado de la población no escolarizada del mundo.
Por lo tanto, la educación de calidad permite romper con el círculo de pobreza porque:
- Proporciona a las personas conocimientos y competencias que aumentan su productividad y hace que sean menos vulnerables a los riesgos, por ejemplo una familia que sabe de varios oficios estará en menor riesgo de perder totalmente sus ingresos para alimentarse.
- Permite a las familias rurales diversificar sus oportunidades de obtener ingresos, por ejemplo, dándoles acceso a trabajos no agrícolas más lucrativos.
En 2017, la UNESCO desarrolló un informe en el aseguró que si todos los adultos del mundo terminaran la formación secundaria, la pobreza en el mundo se reduciría a la mitad ¿impresionante verdad? Como también lo es que millones de niños, niñas y adolescentes tengan un futuro incierto cuando no asisten a la escuela, o que incluso cuando asisten, a veces no haya garantías suficientes de que adquieran las habilidades educativas que demanda la sociedad actual. Es así como muchos de los indicadores nacionales y mundiales aseguran que esta relación entre educación de calidad y pobreza es uno de los retos que debemos abordar a nivel mundial.
- Desarrolla el ámbito personal en la niñez y adolescencia
Un niño, niña o adolescente que se desarrolla integralmente va más allá del aumento o disminución de los ingresos que pueda generar a futuro para vivir; comprende la creación de un entorno en el que ellos y ellas puedan desarrollar su máximo potencial y vivir de acuerdo a sus necesidades e intereses. El acceso a una educación de calidad es la forma más segura de generar este entorno.
Cuando niños, niñas y adolescentes acceden a una educación de calidad, sucede lo siguiente en sus vidas:
- El conocimiento les permite tomar mejores decisiones y decisiones informadas para su futuro.
- Despiertan intereses sobre diferentes ámbitos que les pueden motivar a lo largo de su vida.
- Aumenta su autoestima y autoconfianza, lo que les prepara para enfrentar retos ambiciosos en sus vidas.
- Permite el autoconocimiento, lo que les ayuda a desarrollar su salud emocional y habilidades blandas.
Como vimos, recibir una educación de calidad está estrechamente relacionado al desarrollo personal; pero, además, permite que niños, niñas y adolescentes potencien sus competencias y habilidades de la mejor forma posible.
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- Reduce las desigualdades
Es mucho más probable que niños y niñas que provienen de familias con más recursos económicos tengan más posibilidades de cursar completamente todos los niveles de educación, y que esta sea de la mejor calidad. No sucede lo mismo para niños y niñas que nacen en familias vulnerables, pues ellos y ellas tendrán menos posibilidades de acceder a una educación de calidad, por algunas razones, como: no poder costearla, requerir que más miembros de la familia generen ingresos, o incluso por razones de género. Esto es una primera desigualdad en el acceso a la educación, que se reduce cuando niños, niñas y adolescentes vulnerables acceden a educación de calidad sin costo, que no implique costos indirectos para las familias y que vaya acompañada con entender su importancia y la necesidad de que toda la familia se implique en el proceso de formación.
Una segunda desigualdad que se presenta y que es uno de los mayores retos a trabajar es que las niñas y las adolescentes mujeres, en muchos países, no son tomadas en cuenta para acceder a educación. Esto genera que sean las mujeres las personas menos preparadas, lo que las mantiene en los círculos de pobreza, de violencia y de exclusión en una sociedad que cada vez más requiere de personas preparadas. Lo que conocemos como brecha educativa. Cuando las niñas acceden a una educación de calidad, esto las habilita a tomar decisiones en su vida y ser más conscientes de su autonomía. Además, la educación de calidad les permite insertarse en el mercado laboral y acceder a mejores oportunidades de trabajo. Para conocer más sobre lo que podemos hacer como sociedad para reducir esta brecha educativa, puedes ver el siguiente video:
- Logra una sociedad más preparada
En el mundo laboral crecen las necesidades de formación del talento humano, condicionado por las exigencias de los nuevos y complejos empleos y por los avances tecnológicos que requieren competencias para las que no siempre formamos a niños, niñas y adolescentes. Por ello, el acceso al conocimiento y la formación de competencias, dadas por la educación de calidad, son vistos ahora como los elementos decisivos para participar activamente en los nuevos procesos productivos.
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Conclusión
Los niños, niñas y adolescentes que viven en familia consideradas pobres, son quienes están en mayor riesgo de no acceder o no finalizar sus ciclos educativos. Por ello, es fundamental que los países garanticen una educación de calidad gratuita, que no implique asumir costos monetarios para las familias más vulnerables. A nivel personal, el acceso a una educación de calidad, aumenta las posibilidades de desarrollo personal de quienes estudian, despertando sus intereses, así como potenciando sus habilidades y competencias.
La educación de calidad también reduce la desigualdad de dos formas: entre quienes pueden costearla y quienes no; y entre niños hombres y niñas mujeres. Esto se traduce en educación de calidad que permita oportunidades laborales para todos y todas; además de conocimientos que les permitan tomar mejores decisiones en sus vidas.
Cada vez es más común escuchar que las exigencias para acceder a un empleo digno están directamente relacionadas a la formación personal y profesional de las personas. Por ello, una educación de calidad logra sociedades más preparadas para asumir retos innovadores, mejores oportunidades laborales y ser generadores y constructores de soluciones sostenibles para el mundo de hoy.