<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=509041493238819&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">

Sí se puede empezar de cero: La historia de Merlú

World Vision Ecuador
Apr 29, 2025 10:12:57 AM

Escrita por: Kiara Vargas

Merlú es una mujer venezolana de 52 años, nacida en Caracas. Actualmente reside en Ecuador junto a su esposo y su hijo menor, de 25 años, formando un hogar sencillo y trabajador. Su historia es reflejo de la valentía y la resiliencia de muchas mujeres migrantes que, a pesar de las adversidades, han logrado salir adelante en un país distinto al suyo.

Desde muy joven, Merlú estuvo comprometida con la realidad social y política de Venezuela Yo en Venezuela pertenezco a uno de los partidos políticos más perseguido”, participó activamente en la defensa de los derechos democráticos de su país. Esta militancia, sin embargo, la convirtió en blanco de persecución y amenazas.

En 2017, durante las protestas en Venezuela, la familia de Merlú vivió uno de sus peores episodios. La noche del 22 de mayo, su hogar fue allanado violentamente y su hija fue detenida injustamente, acusada de terrorismo, pese a que dormía en el momento del arresto. Estuvo diez días retenida en condiciones difíciles. eso fue un desastre y todos los muchachos que estaban durmiendo ahí y gente adulta, se los llevaron detenidos a 15 personas”. La persecución los obligó a abandonar el país. En 2018, Merlú emigró a Ecuador para reunirse con su hijo mayor y buscar seguridad para su familia. Sin embargo, su pasaporte fue bloqueado por el régimen, impidiéndole regresar, como represalia por su activismo.

En Ecuador, Merlú encontró un nuevo propósito. Su carácter tranquilo, sereno y su amabilidad la ayudaron a adaptarse a la nueva realidad. Es una mujer agradecida, que valora todo lo que ha logrado en esta nueva etapa de su vida.

Con esfuerzo y dedicación, comenzó vendiendo agua y bebidas energéticas en los semáforos de Durán. Sin embargo, su espíritu emprendedor la llevó más lejos. Junto a su amiga Claudia que falleció en la pandemia COVID 19, pero le dio impulso a formarse en panadería y repostería a través de un programa de una fundación local. Gracias a este curso y al capital semilla que recibió en 2018, fundaron “La Dulcería de Clau”, un pequeño negocio que ofrece panadería y pastelería.

“Si se puede empezar de cero. Lo digo desde mi propia experiencia. Yo también llegué a este país con las maletas llenas de sueños, pero con el corazón aún más lleno de esperanza. Dejé atrás mi título, mis años de estudio, mi experiencia profesional todo eso se quedó en Venezuela. Aquí, tuve que empezar desde el principio. Y no fue fácil.

Fui contadora en mi país, pero aquí soy Merlú. Esa etiqueta de “licenciada” la dejé en la puerta, porque entendí que lo importante no era el título, sino las ganas. Las ganas de salir adelante, de aprender, de adaptarme, de crecer de nuevo. Tuve que hacer trabajos que jamás pensé que haría: limpié casas, fregué platos, lavé baños. Y cada tarea la hice con la frente en alto, porque sabía que era solo el comienzo de un camino hacia algo mejor. Porque trabajar, sea en lo que sea, es un acto de valentía cuando lo haces para construir una vida digna lejos de casa. Hay que dejar a un lado los estereotipos y el orgullo que a veces nos impide avanzar. Aquí somos personas valientes que decidimos empezar de nuevo”.

undefined (1)_11zon

Merlú conoció a World Vision cuando participaba en un programa de una fundación local al que asistía buscando adquirir nuevos conocimientos, sin importar que no recibiera remuneración económica por ello. Durante una feria organizada por el municipio de Durán, donde expuso sus productos, se cruzó con el equipo de World Vision, quienes la invitaron a formar parte de sus talleres y capacitaciones. Motivada por su afán de aprender, completó su inscripción y tiempo después fue seleccionada para participar en la formación de emprendimiento y recibir el capital semilla.

Durante el período de implementación del proyecto Esperanza Sin Fronteras, alrededor de 76 personas fueron capacitadas en temas de emprendimiento y finanzas. De este grupo, 10 personas recibieron capital semilla a través de la entrega de insumos clave para fortalecer sus negocios. Una de estas personas fue Merlú, quien recibió una cocina industrial con horno, herramienta que le permitió ampliar su producción en “La Dulcería de Clau”, su emprendimiento de repostería.

A partir de ese momento, no solo fortaleció su negocio con la cocina que tanto necesitaba para la producción de tortas y repostería, sino que también se convirtió en un referente de aprendizaje en su comunidad.

Más allá de sostener a su familia, Merlú también ha encontrado en su emprendimiento una forma de ayudar a otros. En su dulcería ofrece oportunidades a personas en situación vulnerable, enseñándoles el oficio de la panadería y brindándoles un espacio de trabajo digno. Sueña con ampliar su negocio y seguir apoyando a más mujeres que, como ella, han tenido que empezar de cero en tierras extranjeras.

Gracias a World Vision, Merlú también logró reunificar a su familia en Ecuador, ya que la organización la apoyó en la gestión de la visa para su esposo e hijo, permitiendo que pudieran tener sus papeles en regla y permanecer juntos. Esta reunificación familiar le brindó mayor tranquilidad y estabilidad, lo que se reflejó directamente en el fortalecimiento de su emprendimiento. Al tener a su esposo e hijo a su lado, pudo organizar mejor su tiempo, delegar responsabilidades en el negocio familiar y ampliar la producción de tortas, utilizando la cocina con horno que adquirió gracias al capital semilla de la iniciativa Esperanza Sin Fronteras.

Merlú es, sobre todo, un ejemplo de fortaleza. Una mujer que, vivió en carne propia la persecución política y el exilio, eligió la esperanza y el trabajo como banderas. Hoy, a sus 52 años, se siente feliz por lo que ha logrado en Ecuador.

Merlú deja un mensaje final: “Adaptarse no significa renunciar a lo que somos, sino tener la humildad de aprender de lo que la vida nos ofrece en esta nueva tierra. Cada paso cuenta. Cada día que te levantas y das lo mejor de ti, estás más cerca de tus sueños. Y un día, sin darte cuenta, te vas a dar cuenta de cuánto has crecido. Así que a quienes llegan llenos de esperanzas y miedo, les digo: sí se puede empezar de cero. Lo que necesitas es constancia, humildad y, sobre todo, ganas. Las ganas de salir adelante, de hacer el bien y de honrar tus raíces mientras te construyes un futuro nuevo”.

undefined (2)_11zon