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“Tú eres capaz”

World Vision Ecuador
Oct 15, 2025 10:45:11 AM

A veces, una frase puede cambiar tu vida. La historia de Camila, 16 años. 

La mía fue: “Tú eres capaz”. Me la repite mi mamá cada vez que dudo, y también Diego y Doménica de World Vision, quienes me acompañan en mi camino como lideresa juvenil. 

La primera vez que hablé frente a un grupo de estudiantes, mis manos temblaban. Era una charla sobre prevención del embarazo adolescente que yo misma había preparado. Cuando terminé, escuché los aplausos y supe que algo en mí había cambiado para siempre. Ese día confirmé lo que tantas veces me habían dicho: “Tú eres capaz”. 

Me llamo Camila, tengo 16 años y nací en Venezuela. En 2019 salí de mi país junto a mi mamá y mis primas. Sentí miedo, desesperanza y tristeza. Lo que más me dolió fue dejar a mis abuelos y tías. Tenía mi vida construida allá, mis amigas, mi escuela… pero no es lo mismo dejar la tierra que te vio nacer y empezar de nuevo. Aun así, mi mamá nos enseñó a mirar hacia adelante. 

Ella es mi ejemplo. En Venezuela era profesora, y cuando llegamos a Ecuador vendía helados o frutas en la calle, lo que fuera necesario para que no nos faltara comida. Siempre nos decía: “La educación es lo primordial. Debes prepararte”. Gracias a su esfuerzo pude estudiar, y aunque hubo momentos difíciles, siempre hubo esperanza. Aprendí que los sueños también pueden reconstruirse. 

Hace cinco años, mi mamá conoció a una persona que la apoya mucho, y juntos tuvieron a mi hermanita Maya. Al principio fue raro dejar de ser hija única, pero ahora no imagino mi vida sin ella. Me emociona verla crecer y pienso que quiero ser un buen ejemplo para ella. 

Un día, cuando ya vivíamos en Guayaquil, mi amigo Joseph, quien también es venezolano, me invitó a conocer una red juvenil impulsada por World Vision, llamada “Voces fuertes para oídos sordos”. Aún me cuesta pronunciar el nombre de la red completa, Wamprakunapak Yuyaykuna, ese día sentí que había encontrado mi lugar. Me recibieron con tanto cariño que supe que quería quedarme. 

En la red descubrí habilidades que no sabía que tenía: aprendí a hablar en público, a liderar y a compartir lo que sé. Uno de los temas que más me apasiona es el liderazgo, porque creo que las adolescentes debemos construir nuestros proyectos de vida. Por eso acepté el reto de dar mi primera charla, y aunque al principio tuve nervios, ahora quiero seguir multiplicando ese mensaje. 

También formo parte de las escuelas de liderazgo. Ahí he aprendido a expresar mis ideas, a planificar actividades y a soñar con proyectos que beneficien a más jóvenes. Nuestro reto ahora es consolidar la red legalmente y sumar a más adolescentes y niños. 

Mi mamá siempre me dice: “Camila, excelente, me alegra que hables, que te desenvuelvas, que sepas liderar”. Y yo solo pienso que todo lo que soy es gracias a su fuerza. 

Si pudiera decirle algo a otras adolescentes, sería esto: no se rindan. La vida no siempre es fácil, pero las pruebas llegan para hacernos más fuertes. Debemos amarnos, confiar en nosotras mismas y no dejar pasar las oportunidades. 

Quiero seguir estudiando, graduarme y dedicarme a la comunicación, la psicología o la pedagogía infantil. Quiero que mi mamá se sienta orgullosa y demostrarle que todo su esfuerzo valió la pena. Porque ella, mi hermanita y yo hemos caminado juntas hacia algo mejor. 

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Camila participando como exponente en una feria por la conmemoración del Día Internacional de la Niña en Guayaquil. 

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Desde Esperanza sin Fronteras, World Vision Ecuador impulsa redes juveniles como respuesta a la necesidad de fortalecer la participación activa, el liderazgo y la integración social de adolescentes y jóvenes, con el objetivo de construir una voz colectiva.  

Actualmente, en Guayaquil, 17 jóvenes forman parte de la red Voces fuertes para oídos sordos y, a medida que desarrollan acciones de incidencia, más adolescentes se suman. En estos espacios se abordan temas sobre derechos de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes; formación en liderazgo; gestión de proyectos; creación de campañas de sensibilización e incidencia; y desarrollo de habilidades blandas.  

Uno de los resultados más significativos ha sido el crecimiento personal de los participantes: fortalecen su autoestima, descubren su potencial y generan sentido de pertenencia en sus comunidades. Además, se ha incrementado la integración juvenil en mesas de trabajo, ferias y actividades interinstitucionales, donde asumen roles de vocería y representación de sus derechos y territorios.