Múltiples olas, potencialmente mortales de COVID-19 podrían continuar amenazando las vidas de millones, si los líderes omiten priorizar a las personas más vulnerables
Desigualdad en Latinoamérica acelera y profundiza el impacto de la pandemia.
Si el COVID-19 imita el patrón de la pandemia de Influenza de 1981, más de 1,5 millones de personas podría morir, globalmente, producto de una segunda ola2 con millones más muriendo de impactos secundarios provocados por la pandemia.
El 61% de las personas entrevistadas en seis países donantes considera que sus gobiernos deben invertir en la lucha global en contra del COVID-19, de acuerdo con un reporte publicado por la agencia humanitaria, World Vision. Los entrevistados provienen de naciones tales como Australia, Alemania, Canadá, Japón, Holanda, Suiza e Inglaterra y consideran que los reiterados brotes en otras naciones amenazan a sus países.
Réplicas: Olas Mortales, como se denomina el estudio, también advierte que 1,56 millones de personas están en riesgo de morir en una segunda ola, todavía más mortífera de COVID-19, si los gobiernos no hacen lo necesario para prepararse y proteger a sus poblaciones globalmente.
“La niñez no puede esperar más. Tenemos que responder donde los niños, niñas y sus familias son más vulnerables a las réplicas del COVID-19. Queda claro que debemos incrementar el apoyo a las naciones con los sistemas de salud más débiles. El virus no distingue nacionalidades ni riqueza”, afirmó Andrew Morley, Presidente y CEO de World Vision Internacional.
Ya en Latinoamérica y el Caribe, la pandemia ha cobrado la vida de más de 325.000 personas y casi 7 millones se han infectado. Es crucial proteger a los más vulnerables y fortalecer los sistemas nacionales de salud de las naciones, afirmó Joao Diniz, Líder Regional de World Vision Latinoamérica y el Caribe.
Si el virus continúa su avance en contextos frágiles, se convertirá en una amenaza perpetua para las economías y la salud de las naciones ricas y pobres del planeta, según World Vision. La organización advierte que tal y como varias naciones fueron devastadas por males tales como el VIH y Ébola, muchas naciones pobres requieren de inversiones masivas para atender el desplome social y económico ocasionado por el COVID-19.
En Latinoamérica, el COVID-19 empujará a 45 millones de personas a la pobreza este 2020, de acuerdo con la CEPAL. Y se estima que 1 de cada 3 latinoamericanos será pobre al finalizar este año.
“Nuestro reporte Réplicas enfatiza el peligro latente del COVID-19 para la niñez debido al incremento de la violencia, los impactos secundarios asociados a la ausencia de vacunas e incremento del trabajo infantil y la perdida de ingreso familiar, entre otros. Todas estas situaciones amenazan el derecho de los niños y niñas de desarrollar su potencial. Nuestra más reciente investigación es clara: la gente quiere que sus gobiernos miren más allá de sus intereses nacionales y aseguren la protección de los más vulnerables. Aquellos en el poder deben actuar y pensar como líderes mundiales”, dijo Morley.
World Vision está recomendando que los gobiernos inviertan en esquemas robustos de pruebas y trazabilidad, los cuales pueden evitar periodos extensos de confinamiento, los cuales pueden ser perjudiciales para las economías. La ONG también hace un llamado para todos los países y contextos –particularmente de aquellos más frágiles- de estar equipados con los recursos apropiados para asegurar el acceso a vacunas cuando estén disponibles y puedan ser distribuidas de manera segura y comprensiva. World Vision urge a los donantes a proveer los recursos solicitados por la ONU de US$10.300 millones para proteger a aquellos en contextos frágiles y propensos al conflicto. De dicha petición, únicamente se ha recaudado una quinta parte (20,4%) al 12 de agosto anterior.
“Los ciudadanos han manifestado, claramente, que los gobiernos donantes deben hacer todo lo que esté a su alcance para proteger a la niñez más vulnerable y evitar una segunda ola de COVID-19 en todo el mundo. No es muy tarde para prevenir una segunda ola más mortífera”, concluyó Morley.