Gloria Sánchez de 25 años es una joven lideresa de su comunidad que siempre ha sido apasionada por su cultura. Como parte de su desarrollo personal ha buscado la manera de transmitir los saberes de los indígenas Otavalo a las nuevas generaciones y empoderar a su comunidad desde sus prácticas y conocimiento.
En la comunidad San Pedro de Cotacachi, de donde es oriunda Gloria, hay muchas familias que viven con menos de USD$1,00 al día. La alimentación y salud de estas familias no son cubiertas y esa es una de las mayores preocupaciones para la joven. “Muchas de las enfermedades y dolencias de la gente de mi comunidad se pueden prevenir. La raíz de todos los males es el hambre. Un niño que no come bien, no se desarrolla como se debe, no atiende a clases, pierde las ganas de jugar, es más fácil que se enferme y puede ser maltratado, porque en una casa donde hay carencias, hay peleas” dice Gloria mientras se prepara para cumplir con su voluntariado con un grupo de niños que nivela en matemáticas.
Para Gloria esta realidad no es ajena, porque ella también ha vivido en carne propia de privaciones. Desde que terminó el colegio tuvo el apremio de ser un apoyo económico para su familia, porque han vivido limitados. Gloria es la última de cuatro hermanos y pensó que tal vez con ella podrían ser las cosas diferentes, tenía en mente seguir una carrera universitaria para tener mejores posibilidades en el campo laboral. Buscó la manera de dar la prueba “Ser bachiller” del Ministerio de Educación del Ecuador para tener acceso a una universidad, sin éxito. No pudo completar el puntaje mínimo requerido, porque las bases de sus estudios no fueron sólidas. También optó por buscar un empleo, pero las plazas en su ciudad eran muy reducidas y se requerían estudios mínimos que ella no los tiene.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), a diciembre de 2020 dos de cada diez personas tienen empleo adecuado en el país, es decir que trabajan 40 horas a la semana y reciben un salario mínimo de USD$400,00, como lo establece la ley. Lastimosamente, esta situación se ha agravado durante la pandemia y ubicó al 32,4% de la población en la pobreza. A esto se suman las deficiencias en el sistema educativo que, en 2019 cerca de 300.000 jóvenes se graduaron como bachilleres y apenas hubo la disponibilidad de 179.000 cupos para la universidad, muchas de estas plazas muy lejanas para muchos jóvenes que no pueden cubrir los gastos de manutención en otras ciudades y prefieren no salir de sus comunidades. Esta es la realidad para Gloria y de muchos jóvenes y adolescentes en el país.
World Vision Ecuador abrió una convocatoria en el 2020 a la que acudieron 321 jóvenes de Cotacachi. Las y los participantes se capacitaron en la metodología Youth Ready que les acompañó con la construcción de sus proyectos de vida. Con este primer paso, los jóvenes descubrieron sus habilidades innatas y desarrollaron otras que son necesarias para estar al paso de las exigencias laborales. En este proceso, ellos tuvieron la oportunidad de decidir por una carrera universitaria o continuar con sus estudios técnicos, optar por un empleo o iniciar un emprendimiento.
Actualmente, Gloria apoya en una Cooperativa de Ahorro y Crédito en el área de Marketing donde está aprendiendo sobre las mejores formas de comercializar los productos financieros que ofrece la empresa; y, a futuro piensa adaptar sus conocimientos al proyecto que ha construido.
Gloria viene de una comunidad de quiroprácticos, parteras y sanadores naturistas, de quienes aprendió el arte de curar y quiere construir un centro de salud de saberes ancestrales. “Para mí, no es un negocio. El centro de saberes ancestrales va a permitir que no se pierda mi cultura y la de mi familia. Nosotros trabajamos con las plantas medicinales, con masajes y acompañamos en la labor de parto a las mujeres. Además, creo que de esta manera yo estoy ayudando a la economía de las familias de mi comunidad que no tienen la posibilidad de ir con un médico tradicional. Nuestra tierra es bendecida y nuestro mayores son sabios, saben que plantita ayuda con los dolores, así nos hemos curado por años. También es una manera de dinamizar la economía de mi ciudad”, comenta Gloria.
Gloria también es voluntaria en un proyecto de jóvenes indígenas que durante varias horas a la semana comparten con niñas y niños de comunidades vulnerables, para quienes es muy difícil tener educación de calidad. “Cuando di la prueba “Ser bachiller” me di cuenta que la educación en mi comunidad es mala. Yo era una estudiante que no tuve problemas durante mis años de estudios y cuando tuve que rendir la prueba me encontré con preguntas que nunca vi en mi colegio y por eso no pude conseguir un cupo para la universidad. Además, aún en mi comunidad se tiene la mentalidad de que las mujeres no debemos ir a la universidad, que estamos hechas para la casa y la crianza de los hijos. Así que a las mujeres nos toca luchar aún más fuerte para cambiar la mentalidad. Cuando las mujeres nos educamos y salimos adelante no solo nos beneficiamos nosotras, damos una lección a los vecinos de la comunidad porque así, sin darnos cuenta, podemos estar apoyando a una niña para que con nuestro ejemplo siga lo que ella quiere” dice Gloria.
La historia de Gloria aún no termina, ella sigue luchando por sus sueños y por los de su comunidad, que se harán posibles gracias al apoyo de donantes, empresas y organizaciones que confían en la causa de World Vision Ecuador en favor de una juventud con mejores posibilidades de acceso a empleo, estudios y emprendimiento.